Prólogo presentaras clara
Los cuerpos atraídos por esa realidad buscan percibirse a través de los ojos, órganos siempre destinados a usarse como metáforas bien descritas como: las ventanas del alma.
Pero desde la versión del enamorado, vemos que se anula la consciencia, y no podemos leer claros razonamientos y la poesía se criba en esa interacción de la que solo pensamientos bien llevado nos puede salvar.
El pensar conlleva a palpar nuestra realidad y saber a que aferrarnos es de claridad, pues, uno puede salir y adentrarse a situaciones poco benignas, pero, las acciones a cumplirse es de estar siempre alerta con la mirada y a que no se conecte con personas poco deseadas, por eso, los sentidos deben estar desarrollados, luego hacer cualquier movimientos, se a de notar, que las presencias sean las convenientes y que vengan al caso a sumar a nuestra vidas.
APARECISTE, LÁGRIMA Y CONSCIENCIA
Yo tuve siempre el anhelo en que te aparezcas clara, y así no se confunden los ebrios al verse el rostro en la charca esa que siempre se opusía y nunca me dejaba abarcar; por temer que los pasos se humedezca en las extensiones de lágrimas que reposan imaginaria en hoyos y que ese sol nunca secaba. Diáfano estímulo que me fue esquivo para esta soñada y bella poesía que no deja dormir por percibirla. Oh, bendecida claridad que respeto nace de una gota a contra luz brindando así los efímeros colores en el lindo en el estudio negro que me hace soñar y también pensar que vienes ya entregarte a mí.AL CREER QUE PUDISTE SER LA ESPERADA En ese instante entre la multitud refulges clara, afamada y seria y pienso que tu pulcritud por dios es dada, ¿pero eres diferente?, sin una sonrisa que me hace meditar tanto en lo serio porque ya mi mente así la confiscas. Después de preceder muy atento a tu brillo mi alma como se congela y anima a no inmovilizar por precepto de tu cadera que me condena a una latente espera para que voltees y te enteres de mí ya que aquí siempre me es igual. De creer que eres la esperada y vengas hacia a mí para ser amada. De creer que por una mirada nunca calculada sino tierna y efímera sea la necesaria para que tenerte así: como la correcta a mí sentimiento.